Pilar Soto explica en Sálvame deluxe cómo la fe le ayudó a superar la bulimia

Pilar Soto explica en Sálvame deluxe cómo la fe le ayudó a superar la bulimia

Escrito por: Elisa    7 diciembre 2014     2 minutos

Pilar Soto acudía el viernes a Sálvame deluxe para hablar de sus problemas alimenticios y de cómo pudo superarlos gracias a la fe. La actriz, modelo y presentadora apareció en series como Al salir de clase en Telecinco; fue copresentadora de «El gran prix» en La 1 junto a Ramón García y en el año 2000-2001 del popular programa de Telemadrid «Mamma Mía» junto a Víctor Sandoval y en 2003, participó en «La isla de los famosos» en Antena 3.

Reaparecía para explicar que sufrió bulimia durante quince años y que estuvo al borde de la muerte en varias ocasiones. Con un metro y setenta centímetros de altura, Soto confesaba que llegó a pesar 37 kilos. Explicaba que estuvo muy medicada, que le recetaron Prozac para luchar contra esta enfermedad y aseguraba que detestaba la medicación. Jorge Javier Vázquez le preguntaba si fue alcohólica, unos rumores que se acentuaron tras salir del reality show de Antena 3.

La entrevistada contestaba que no lo fue, pero relataba que vomitaba varias veces al día y que siempre tenía el estómago vacío y que si en comidas y cenas bebía algo de alcohol le afectaba mucho por lo anterior y también por la fuerte medicación que tomaba.

Por primera vez desde la infancia, recé. Con los ojos de mi alma vi a Cristo en la cruz ya inerte» Contaba como se desmayó en un taxi y acabó en el hospital de La Princesa donde ya la daban como un caso perdido e incluso llegaron a llamar a un sacerdote. «Sabes que es el fin. No te tiene que decir nadie que tu vida se escapa de tus manos», explicaba y añadía: «Llame a quien tenía que llamar y por primera vez desde la infancia, recé». «Con los ojos de mi alma vi a Cristo en la cruz ya inerte», aseguraba.

Pasó catorce meses recuperándose, intentando limpiar su cuerpo de la fuerte medicación que le habían suministrado -que le había creado una adicción-. Confesaba que lo vivió sola y que no llamó a nadie para pedir ayuda. «Cambié de dirección y cambié de teléfono para que nadie me encontrara», relataba. «Me encerré en mí misma y lo primero que quería recuperar era mi cuerpo», explicaba.

En el aniversario de la muerte de su padre, entró en una iglesia y sintió que allí estaba su hogar y comenzó a relacionarse con gente de este entorno hasta acabar en una residencia femenina para volver a relacionarse de nuevo con la sociedad.

Vía | Telecinco

Comentarios cerrados