El diario de Avilés o el intento desesperado de Telecinco para captar audiencia

La campaña contra Sálvame en Twitter provoca la retirada de los anunciantes. José Antonio Avilés es el clavo ardiendo al que se agarran en Telecinco. Antes de comenzar a comentar nada, subrayamos que si el antedicho tiene que afrontar responsabilidades legales que lo haga, pero lo de destrozar su imagen pública nos parece algo más que sintomático.

Entre otras cosas, porque durante su participación en Supervivientes incluso se apostaba por defender su pasión y su manera de proceder. ¿No resulta raro que en dos semanas hayan aparecido de la nada decenas de personas indicando que les debe dinero? ¿No sabría ya Telecinco esta información y la ha ocultado para tener algo que comentar?

Estafa, falsedad documental, alusiones a que pagará la productora de Telecinco y demás acciones ilegales habrían sido cometidas, siempre según el testimonio de los afectados, por Avilés. Incluso se comentaba ayer con estupor que Avilés ha conseguido un teléfono en Honduras para saber qué se está diciendo de él en España.

La pregunta es, ¿no quedamos en que los concursantes tenían que estar totalmente aislados y no saber nada de lo que pasaba en España hasta su llegada? ¿Cómo saben que tiene un teléfono e incluso el número del mismo? ¿Por qué le permiten que lo siga usando?

Todo esto no deja de ser tan extraño como sintomático de la herida de muerte de Sálvame. Cada bloque de presunta publicidad está compuesto de cuatro o cinco mensajes de promoción de la cadena. Ni alargando el programa más tiempo, ni cebando escándalos prefabricados han conseguido que los anunciantes confíen en el formato.

Cuando le den la puntilla a Avilés en directo y delante de toda España será cuando se demuestre que lo único que les funciona es el cadalso y la ejecución figurada de los personajes que ellos mismos crearon. En esto hay que darle la razón a Vázquez, su forma de aniquilar al personal es idéntica a la de sus adorados rojos.

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